22 julio 2005

Regreso

¡Oh dioses del Olimpo que así me castigais!
O mejor dicho: perra de mierda: ¿porqué carajos te comiste el correo?
Uno vuelve de una terrible y dolorosa aventura más allá del espacio y el tiempo conocidos, y lo primero que se encuentra al despertarse, es que el idiota del cartero no vió el buzón y pasó las facturas y el diario por abajo de la puerta, para felicidad y alegría de la tonta de mi perra que se hizo un festín.
Me sorprende que no cague papel picado con salsa de tomates la guacha esta.
Y para colmo, Hans parece que encontró un poquito del peyote que había dejado al lado de la jaula, y se está pegando un flor de viaje, soñando posiblemente con huríes hamsteriles que le bailan la danza de los siete velos en su hocico siempre húmedo.
Uno no puede distraerse un rato en esta casa, que los bichos estos se desmadran.

Noto que tengo unos cuantos moretones, recuerdo de mi aventura en el Artico, producidas por mis golpes contra el hielo.
Y esto me deja una duda: si los moretones e inflamaciones son producto de golpes contra el hielo, ¿corresponde que me ponga una bolsa de hielo, o una bolsa de agua caliente?
Por las dudas, uso agua tibia.

Mañana será otro día...