Primer viaje (ahora si)
No puedo negar que esto de despertarme sin saber dónde estoy puede ser emocionante.Especialmente si me despierto al lado de una anciana señora gorda que necesita urgentemente afeitarse el bigote, y me manosea con palabras en un idioma que no entiendo.
El tal Josefo me había avisado que la dosis de peyote había que manejarla con cuidado, y prometo hacerle caso la próxima vez.
¿Quién diablos es la gorda esta y qué carajos estoy haciendo acá?
(continuará...)
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